Presentamos un artículo traducido por Toma la Tierra de https://www.activist-trauma.net/assets/files/burnout_flyer_rightway.pdf
Creemos que es una buena base para pensar cómo afecta la militancia (o el activismo político, cualquiera de las dos maneras de hablar es bastante fea e imprecisa) a la salud mental. Es cierto que el texto tiene un tono muy propio de la propaganda anglosajona (lo cual puede generar cierta distancia en lectores como nosotros), pero seguro que muchas de las personas que leen primeravocal.org con cierta asiduidad son capaces de reconocer situaciones y sensaciones que él se describen. Cómo están nuestras cabezas no solo no debería ser un tema tabú en los espacios de lucha políticos, sino que tendría que ser una de nuestras prioridades colectivas.
La astenia supone un problema en todos los movimientos políticos y sociales. Cada día, activistas comprometidos sufren y abandonan la lucha porque se queman. En gran medida, se considera que la astenia activista es una consecuencia de la implicación en el activismo. Sin embargo, al trabajar en grupo, si una persona sufre de astenia, se suele producir un efecto negativo en el colectivo.
La forma en la que nos comportamos con nosotros mismos y con los que nos rodean tiene un profundo impacto en nuestras vidas. Todo proceso o acción que esté resultando divertido y efectivo puede convertirse en algo negativo a causa de la astenia. De ninguna manera, se trata de culpar o atacar a la gente que sufre de astenia activista, más bien de enfatizar el hecho de que necesitemos apoyarnos los unos a los otros de una forma más concreta. No tenemos que aceptar la astenia como si fuese uno de los “gajes del activista”. No tenemos por qué seguir perdiendo buenos compañeros.
Esta artículo nace de la premisa de que el método más eficaz para cambiar nuestra sociedad y, en consecuencia, frenar la destrucción de la Tierra, es a través de la transformación de nosotros mismos y de la manera en la que interactuamos con los otros y con la Tierra. Esto, en parte, es de lo que trata nuestro movimiento, de hacer las cosas diferentes, más auténticas, y, lo más importante, por vías menos destructivas. Para conseguir que nuestro modelo de activismo sea más sostenible, es necesario ocuparnos de valorar nuestra salud mental, emocional y física. Así, evitamos la astenia y, por lo tanto, continuamos la resistencia. Continue reading